Por: Karen García Alday
El autismo es comúnmente más diagnosticado en hombres que en mujeres a lo largo de diferentes rangos de edades. Algunas de las estimaciones más recientes reportan que alrededor de tres varones son diagnosticados con autismo por cada mujer que recibe el mismo diagnóstico. Algunos investigadores han desarrollado diferentes hipótesis que buscan explicar las diferencias en el número de diagnósticos entre hombres y mujeres.
Una de las principales hipótesis apunta a que las diferencias en la estructura genética de ambos géneros podrían resultar en mayor predisposición del género masculino a desarrollar características autistas que el género femenino. Sin embargo; recientemente este abordaje ha sido cuestionado por investigadores que señalan que algunos aspectos cualitativos en el proceso diagnóstico, pudieran estar minimizando o perdiendo de vista las expresiones autistas en mujeres, por lo que muchas no reciben el diagnóstico adecuado en tiempo oportuno. Existe evidencia que indica que los varones con autismo comúnmente reciben un diagnóstico en los primeros años de vida; mientras que las mujeres con frecuencia son diagnosticadas a una mayor edad incluso en la adultez.
Una de las razones que explica estas diferencias en el rango de edad en que un hombre y una mujer pueden ser diagnosticados con autismo indica que la presentación de las características propias del autismo (retos en la comunicación e interacción social, comportamientos e intereses repetitivos y restringidos y diferencias en el procesamiento sensorial) puede tener diferencias cualitativas entre ambos géneros; por lo que las mujeres pueden estar expresando características autistas en un modo particular que puede pasar desapercibido en el ámbito clínico.
En el aspecto social, una de las diferencias a las que se apunta es que en general, las mujeres tienen más interés por socializar que los hombres, en este aspecto; las mujeres con autismo suelen ser más sociables en comparación con el sexo opuesto. Sin embargo; los retos sociales que las mujeres con TEA expresan, están comúnmente relacionados con el mantenimiento de relaciones sociales a largo plazo.
Respecto a los intereses intensos característicos del autismo, se ha encontrado que los hombres suelen interesarse por temas mecánicos como autos, computadoras y física; mientras que las mujeres suelen interesarse más en temas de impacto social como el cuidado del planeta, disparidades sociales y psicología. En el momento de realizar un diagnóstico, es posible que las manifestaciones de intereses intensos en mujeres pasen desapercibidas por el componente social que envuelven; por lo tanto, la persona estaría en riesgo de no recibir un diagnóstico oportuno.
Otro aspecto importante a considerar, es que problemas algunos internos como la ansiedad, depresión, problemas alimenticios, etc., suelen ser más comunes e intensos en mujeres que en hombres. Lo anterior puede afectar un diagnóstico de autismo si la expresión de alguna de estas comorbilidades es tan intensa que las características propias del TEA puedan pasar desapercibidas ante el equipo clínico.
Por último, un aspecto que ha cobrado relevancia en fechas recientes es el “enmascaramiento”. Este término se refiere a la implementación consciente o inconsciente de estrategias aprendidas para minimizar las características autistas en diversos contextos sociales. Algunos ejemplos incluyen la imitación de expresiones fáciles, establecer contacto visual, recitar guiones sociales y limitar las conversaciones sobre temas de interés intenso. Cuando una persona autista enmascara comportamientos propios del autismo, se expone a un estrés físico y emocional intenso que pueden desencadenar problemas de identidad y mentales; mientras que desde el aspecto clínico, se pueden perder de vista estos casos y por lo tanto, se limitan las posibilidades de acceder a un diagnóstico y atención oportunos. Respecto a las diferencias en el uso del enmascaramiento de acuerdo al género, diversos estudios reportan que las mujeres suelen usar estas estrategias más frecuentemente; sin embargo, estos datos no son concluyentes pues la investigación al respecto aún es limitada y su estudio aún es muy reciente.
En conclusión, aunque sigue sin ser clara la razón por la que hay una diferencia considerable en la incidencia de autismo entre hombres y mujeres, es necesario que tanto equipos clínicos como investigadores, enfoquen recursos a estudiar y diagnosticar las ligeras diferencias que existen en la presentación de autismo en mujeres, con el propósito de eliminar la variable de que esta brecha exista por un diagnóstico mal practicado.
Mtra. en Psicología Karen García Alday
Fundadora de Abriendo Posibilidades.
Especialista de investigación clínica en Boston Children’s Hospital.
Fuente:
Hull, L., Petrides, K. V., Mandy, W. (2020). The female autism phenotype and camouflaging: a narrative review. Journal of autism and developmental disorders 7, 306-317.
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