Por: María Angelina Silvyera Baquedano
Hace poco platicaba con una mamá que me expresaba que se sentía totalmente preocupada y angustiada, porque su hijo diagnosticado con trastorno de espectro autista comía muy pocos alimentos y aquellos que comía estaban realmente lejos de ser nutritivos o saludables.
Así que, la invité a participar en el taller “Cómo introducir nuevos alimentos en nuestros niños con TEA”, cuya finalidad es lograr que nuestros chicos y chicas tengan una mejor nutrición pudiendo incorporar en su dieta alimentos de todos los grupos nutrimentales que están mencionados en el plato del buen comer.
En el taller abordamos todas aquellas áreas involucradas, como por ejemplo, la familia o la educación, porque realmente crecimos en una cultura que nos decía: “con la comida no se juega” y que nos decía: “Hasta que no termines todo lo que te serví, no puedes levantarte de la mesa”. A veces es tan grave la batalla, que nuestros chicos antes de sentarse a la mesa, o incluso, cuando perciben que la hora de comer está próxima, empiezan a generar emociones de angustia o de enojo, que suelen generar conductas que no son las esperadas, como rabietas o berrinches difíciles de controlar y que no nos acercan a lograr nuestro objetivo.
Otro de los factores que puede estar implicado es la movilidad, a veces no tenemos la coordinación o la funcionalidad suficiente para lateralizar la lengua o para hacer la parte posterior como una cunita que nos permita llevar el bolo alimenticio a la fase faríngea. Y poco se habla de la integración sensorial donde nuestro cerebro recibe los estímulos por medio de nuestros sentidos, los procesa, los modula y los almacena en pequeñas gavetas indicándonos si son o no, de nuestro agrado, o si hay algún factor a tomar en consideración, por ejemplo por medio de la lengua podemos percibir si algo es salado, dulce, ácido, amargo, pero ¿Qué pasa cuando estos estímulos llegan a mi cerebro? y son percibidos como algo que no me gusta, que me agrede y que me hace sufrir. Lo mismo pasa con los olores, hay algunas personas dentro del espectro autista que son hipersensibles a algunos de ellos.
Por otro lado hemos perpetuado la idea de que la comida no se toca con las manos, desde la primera infancia impedimos a los bebés que toquen y experimenten las diferentes texturas y temperaturas que hay en los alimentos y esto puede ocasionar que a la larga nuestros chicos no quieran siquiera intentarlo. Hablando de lleno de intereses restrictivos y repetitivos, en ocasiones la simple formación, configuración, acomodo o color de los alimentos puede ocasionar que nuestros chicos no quieran ni siquiera acercarse al plato y estos estímulos entran por la vista o ¿Qué sucede con aquellas personas que manifiestan una preferencia por los alimentos que generan sonidos, como las papas fritas, la manzana, las jícamas? ¿O en aquellos en que evidentemente manifiestan desagrado?. En ocasiones los estímulos auditivos también están involucrados en los temas de alimentación, muy probablemente no te habías detenido a pensar en todos estos factores. Y ¿Qué sucede con la postura? No tomamos la sopa igual qué mordemos una manzana, necesitamos una mayor planeación motora. O ¿mordemos un taco igual que una hamburguesa?, ¡Para nada! La cabeza se ladea diferente, la boca se abre en diferente magnitud y lo mismo ocurre con la manera en la que sentimos sed, hambre, ganas de ir al baño o hasta el sueño, a esto se llama interocepción y en ocasiones nuestros chicos que tienen un diagnóstico de TEA no perciben estos estímulos o los identifican como algo aversivo, otras veces es tanta la necesidad de movimiento que interfiere con la capacidad de poder coordinar y planificar una secuencia lógica de pasos, que nos ayude a poder ingerir todos nuestros alimentos de manera efectiva y sin generar ansiedad o estrés.
¿Y qué estrategias podemos tener para empezar?
A veces basta con observar la conducta de inicio a lo mejor el problema no está en la alimentación, a lo mejor está en que nuestro chico o nuestra chica se acerque simplemente a la mesa o pueda estar en familia superando todos los estímulos que esto implica. Otra buena opción es comenzar a realizar masajes en cara, cuello, lengua para poder lograr que la movilidad sea más efectiva y que adquieran mejores herramientas para poder masticar, deglutir, limpiar la cuchara con sus labios; una vez que llegamos a este punto, podemos pedirles que comiencen a experimentar con diferentes texturas, podemos pedirles que pinten con unas ramas de cilantro, podemos pedirles que hagan un guacamole con sus manos, que nos ayuden a cortar la cebolla, que se integran a todos estos estímulos sensoriales que no son de su agrado.
Tenemos que hacer aproximaciones mínimas, avanzando pasito a pasito, muy poco a poco, para ir logrando que nuestros chicos y chicas de inicio puedan observar, tocar, oler hasta llegar a probar los alimentos. Una vez que logramos este paso, podemos empezar a hacer cadenitas de alimentos, si nuestro chico o nuestra chica están acostumbrados a comer yogurt de fresa de una cierta marca podemos quitar una cucharada e intercambiarla por otra marca, en la siguiente toma cambiamos por dos, tres, cuatro, cinco y así sucesivamente hasta lograr que lo intente; asimismo podemos ir a cambiando los sabores.
El siguiente paso es sumamente importante, a veces somos hipervigilantes aquella conductas que queremos erradicar y no ponemos suficiente atención a aquellas que permanezca, así es que la próxima vez que tu chico o tu chica logre algo, por mínimo que sea, ¡desbórdate en abrazos, celebraciones, chócalas, dile cuán orgulloso estás de lo que ha logrado! y por último no te frustres, ni lo lleves a él a la frustración, acudan con su especialista de confianza, busquen un terapeuta que los guíe y los acompañe en este proceso.
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María Angelina Silveyra Baquedano
Licenciada en Comunicación Humana por la Universidad de las Américas, Maestra en Educación Especial y Necesidades Educativas Especiales por la Universidad de Guanajuato.
Directora y fundadora Educación Especial MAS+ Centro Escolar y Terapéutico A.C.
Actualmente participa en Autismo Ciudad de México.
Ponente y capacitador en varios foros de Educación Especial y participa activamente en el Laboratorio de Investigación de Educación Especial MAS+