Por: María Angelina Silvyera Baquedano
El control de esfínteres es un tema que a muchos padres preocupa y los llena de inquietud. El alcance de este hito del desarrollo en particular, genera mucha emoción, pero también puede generar ansiedad y desesperación, ya sea por lograr la autonomía, por evitar las arcadas que provoca el aseo de mi hijo o hija, la prisa, la presión social o escolar y los factores de economía derivados del uso de pañales desechables. Alrededor de este tema existen muchos dichos, mitos y opiniones encontradas, mismos que a pesar de ser emitidos con buena voluntad, en ocasiones confunden y entorpecen el proceso. Por ello es sumamente importante recibir estrategias que nos ayuden a vivirlo desde el respeto y la armonía, tratando de evitar a toda costa que los padres caigan o hagan caer a los niños en frustración.
La mayoría de las dudas, preguntas y cuestionamientos va dirigida a qué hacer y cómo ayudar a nuestro niño o a nuestra niña a lograrlo y si en el inter de este proceso recibimos un diagnóstico, o si nuestro niño ya tenía un diagnóstico previo, las dudas se acrecientan y la incertidumbre aumenta.
Por ello, es importante saber, que en el control de esfínteres están involucradas todas las áreas del desarrollo y por ende ameritan ser estimuladas de manera integral. En este artículo encontrarás herramientas y estrategias que puedes aplicar para lograrlo con mayor efectividad.
Las áreas que abordaremos son:
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- Lenguaje y comunicación
- Procesos básicos del pensamiento, como memoria y atención.
- Motricidad gruesa y fina.
- Integración sensorial.
- Manejo conductual y emociones.
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Lenguaje y comunicación
Empecemos derribando, uno de los grandes mitos: “Si el niño no ha desarrollado un sistema de comunicación o un sistema de lenguaje efectivo, no podrá controlar esfínteres”. La realidad es que no hay una interrelación directa, sin embargo, es importante que nuestro chico o nuestra chica tengan la intención de comunicarnos si tiene ganas de hacer pipí, popó o incluso si siente su pañal sucio.
Para ello podemos ayudarle a expresar esta situación por medio de señas, pictogramas, tableros de comunicación, balbuceos, aproximaciones a palabra hasta llegar a palabras, frases y oraciones. No es necesario esperar a que el niño diga: ¡Mamá, quiero hacer pipí o popó! para empezar a trabajar este proceso. La secuencia sería tal y como la mencionamos arriba. Primero motivamos a nuestro hijo o nuestra hija, para que por medio de señas nos indique que quiere ir al baño o que su pañal ya se ensució. Posteriormente podemos ilustrar la secuencia con pictogramas para de ahí avanzar a tableros de comunicación, en donde tal vez ya podamos identificar cada parte de la oración. También será importante ir trabajando a la par con las sílabas po y pi y después con la duplicación de las mismas para lograr la palabra y de ahí ir escalando hasta llegar a la oración completa.
Memoria y atención (cognición)
Tenemos que enfocarnos en la atención que los niños ponen en su cuerpo ante los estímulos que se presentan en el mismo. En ocasiones están tan atareados, tan concentrados en su juego, en el programa de televisión que están viendo o en la actividad que están desempeñando, que no ponen atención a esas pequeñas señales que envía su cuerpo. Es por ello que tenemos que hacerlos conscientes de cómo y cuándo se siente el aviso de que la pipí o la popó ya quieren salir, en el momento en el que logra llegar al baño le vamos a decir ¿Cómo sentiste que querías hacer pipí o popó? ¿Qué sentiste cuando salió? E indicarles que es una pequeña punzada o un piquetito en la zona genital, también los puede hacer más conscientes de lo que está sucediendo invitándolos a observar. Cuando son muy pequeños o cuando les cuesta trabajo esta parte, podemos estar constantemente recordándoles o motivándolos a que pongan atención en su cuerpo con preguntas y frases como:
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- “¿Cómo está tu pancita?”
- “¿Todavía no necesitas hacer pipí o popó?”.
- “Acabas de comer, seguro pronto necesitarás ir al baño”.
- “Pregúntale a tu cuerpo si requiere hacer pipí”
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De esta manera, los niños podrán ir concentrando y focalizando su atención en estos pequeños estímulos corporales.
Motricidad
El desarrollo motor lo dividiremos en grueso y fino. Primero abordaremos la motricidad gruesa. En este punto es importante brindarles todas aquellas herramientas de autonomía que puedan garantizarnos que el niño o niña, tenga un correcto desempeño en todo el proceso necesario para ir al baño de manera autónoma; por lo tanto, a partir de los 2 años y medio, tenemos que enseñarles y practicar con ellos la manera correcta de subirse y bajarse el pantalón. Durante este proceso se sugiere utilizar pantalones que tengan resorte, en vez de aquellos con botones o jaretas. De esta manera facilitaremos y agilizaremos el movimiento de subir y bajar. También es importante, enseñarles a los niños(as), sobre todo aquellos que requieren un apoyo más visual hasta donde necesitan bajarse el pantalón y cuantas prendas tienen que bajarse, si en este caso es el pantalón y el calzón o la pantaleta, en el caso de algunos uniformes escolares el short y la falda, para que los niños y niñas puedan hacer un seguimiento visual de la secuencia y se den cuenta de todo lo que tienen que bajar. En algunas ocasiones nos funciona marcarles en el muslo con un plumón de agua o con un delineador, la línea hasta donde necesitan bajarse la ropa, para evitar que se mojen o se escurran cuando hacen pipí. En el caso tanto de niños como niñas, es importante enseñarles que se tienen que bajar el pantalón de atrás y de adelante a la misma altura.
Otro de los mitos que solemos escuchar es que: “los niños y niñas, no controlarán esfínteres hasta que logren saltar con ambos pies”, pero esto tampoco es una regla, de ser así ninguna persona usuaria de silla de ruedas o de bastón o andadera, lograría controlar sus esfínteres, sin embargo no siempre ocurre de esta manera. Lo que sucede y por lo que se ha mantenido este mito es porque al saltar generan una contracción muscular parecida a la que necesitamos hacer para controlar nuestro esfínter, cuando esto ocurre podemos hacer los siguientes ejercicios:
Ejercicio puente: Tendidos sobre su espalda, les pediremos que coloquen las plantas de sus pies en el piso con las rodillas flexionadas y que levanten su cadera hacia el techo. De esta forma harán un puente y les pediremos que realicen movimientos rítmicos de arriba hacia abajo, después de 5 repeticiones les pediremos que se queden arriba 5 segundos (podemos hacer pasar carritos o juguetes debajo de ellos para hacerlo más divertido). Este ejercicio tiene la finalidad de trabajar el fortalecimiento de los músculos pélvicos y todos los encargados de este esfínter.
Circuitos de motricidad: Pediremos a los niños que pasen por diferentes obstáculos doblando una pierna y luego doblando la otra pierna, saltando con ambos pies o con un pie, gateando, apretando la pancita y soltándola. Este ejercicio nos va a ayudar a mejorar la coordinación y la percepción de su cuerpo.
Con respecto a la motricidad fina, es importante ir practicando con ellos, la manera en la que deben doblar los cuadritos de papel higiénico, el abotonado y desabotonado, subida y bajada de cierre o cremallera y amarrado y desamarrado de jaretas. También es importante practicar con ellos la manera correcta de limpiarse cuando hacen pipí y popó, sobre todo en el caso de las niñas, es muy importante enfatizar que lo hagan de la vulva hacia ano, es decir de adelante hacia atrás. Para el caso de la higiene de ano es importante guiarlos para que revisen que la toalla húmeda o el papel higiénico salga completamente blanco al momento de hacer popó, También pueden practicar limpiando cuidadosamente un globo o pelota embarrada de mantequilla de cacahuate o cajeta.
Como hemos recalcado durante todo el párrafo anterior, la clave es la práctica. Hay ocasiones en que únicamente hacemos estos movimientos las 4 o 5 veces que vamos al baño. Y hay ocasiones en las que se requiere un poco más de énfasis y práctica en otros momentos del día. También es importante revisar si nuestro chico o nuestra chica, necesita de apoyos visuales, pictogramas o historias sociales, para lograr llevar a cabo la secuencia de pasos con éxito.
Integración sensorial
Este punto es crucial y tenemos que hacer énfasis en las áreas que están involucradas:
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- Olfativa
- Táctil
- Vestibular
- Propiocepción
- Interocepción
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La integración sensorial está presente en todos los ámbitos de nuestra vida y el control de esfínteres no es la excepción hay niños que son hipersensibles a los estímulos olfativos y que el simple olor de sus desechos orgánicos los hace sufrir y hacer arcadas hasta las lágrimas. Para ayudarlos podemos permitirles que entren con un cubrebocas o que cubran su cara con un paño impregnado en algún aceite esencial, de esta forma podemos evitar que la hipersensibilidad los lleve al sufrimiento. Por otro lado tenemos niños hiposensibles táctiles, por lo que las texturas, temperaturas, olores y sabores (gusto) les resultan atractivos, por ello, encuentran gratos placeres al manipular, oler o incluso comer su excremento; por eso es importante guiarlos por medio de pautas visuales e historias sociales que nos ayuden a redirigir la atención hacia otros estímulos sensoriales. Una manera básica para evitar que metan la mano a su pañal, es usar pantalones con jaretas ceñidas que impidan que lleguen a su objetivo, (aunque en mi experiencia, siempre lo consiguen). Otra alternativa es sentarlos directamente en el WC para que no alcancen a meter sus manitas en la bacinica. Ahora revisaremos el sistema vestibular: este se ve involucrado cuando los niños se sienten inestables en la bacinica o en el adaptador para el wc y manifiestan franca aberración por siquiera intentar acercarse al retrete. En este punto es crucial revisar si se debe a inestabilidad en su equilibrio o a algún recuerdo que les resulte molesto. Por último analizaremos la parte interoceptiva, que es la encargada de traducir todos los estímulos corporales internos e involuntarios (ganas de estornudar, hambre, sed, sueño, dolor, saciedad, etc). Es importante enseñarles a nuestros niños y niñas a identificar las señales corporales que indican que es momento de hacer pipí o popó. Necesitamos hacerlos conscientes de que esa pequeña punzada que sienten en sus genitales cuando desean hacer pipí o la salida de gases y distención del ano cuando desean hacer popó, son las primeras señales que envía nuestro cuerpo para avisarnos que necesitamos ir al baño, porque resulta ser que para algunos de los chicos con trastorno del procesamiento sensorial o con diagnóstico de TEA, estas señales pueden ser o placenteras o imperceptibles o incluso provocar un malestar tal, que pudiera derivar en crisis sensorial o emocional. Lo antes mencionado pueden provocar que los niños y jóvenes retengan la popó causando estreñimiento o retrasando el control de esfínter deliberadamente. Para ello podemos trabajar con contracciones musculares, masajes en la zona abdominal, manipulación de texturas y temperaturas, historias sociales y/o pictogramas. El abordaje dependerá de los requerimientos específicos en cada caso.
Situaciones conductuales y emocionales
Resulta ser que tenemos muy arraigadas la idea de reforzar por medio de estrellas en un tablero, aquellas ocasiones en las cuales el niño o niña, esté seco; sin embargo por otro lado al momento que moja su ropa o la ensucia de popó, indirectamente e inconscientemente también reforzamos la conducta. Imaginemos la escena: Mientras el niño o la niña está seco no hacemos mayor comentario al respecto, en cambio cuando detectamos que se moja o se ensucia, nos agachamos a su nivel para cerciorarnos, hacemos contacto visual, tomamos su mano, lo llevamos al cambiador o a la cama, incluso a veces lo cargamos (mientras se puede), situación similar a un abrazo, lo recostamos, le hablamos de cerquita, hacemos una caricia con la toallita húmeda, retiramos un estímulo no tan agradable y cambiamos por ropita fresca y seca. Si yo fuera un niño(a), estaría encantada de recibir esta cadenita de apapachos, así que si lo ponen en perspectiva definitivamente estamos reforzando un evento que quisiéramos erradicar. Entonces ¿Qué podemos hacer? De inicio cambiemos por completo la percepción y comencemos a estar hipervigilantes a aquellos momentos en los que nuestro niño(a) está seco. Tratemos de revisar cada cierto tiempo cómo está su ropa interior y elogiarlo con frases cómo: “Muy bien, está seco”, “Dame un abrazo, me encanta cuando tu ropa está seca”, “Lo estamos logrando, vamos muy bien”, “Chócalas, me siento muy orgullosa de ti”, etc. Y ¿Qué hacer en los momentos en los cuales tenga «accidentes»? Procurar hacerlo de manera mecánica, con poco contacto visual y mínimo contacto verbal, únicamente guiándolo al lugar en el que lo vamos a cambiar, preferentemente colócalo de pie, de espaldas a ti. De esta manera el mensaje que queremos darle es: “Estar seco te hace sentir bien y por ende a mí también”. De ninguna manera regaño o reprimo los «accidentes», no te externo lo mal que me hace sentir, no chantajeo, ni me desespero. Por supuesto no exhibo tu ropa sucia ni te castigo poniéndote a lavarla. Simplemente te guío, te acompaño en el proceso y me alegro por tus logros. Finalmente queremos niños y niñas seguros y orgullosos de si mismos en vez de estar avergonzados por cometer errores ¿no?
Un dato sumamente importante es que no hay un rango de edad idónea para iniciar el proceso de acompañamiento en el control de esfínteres. Es importante observar el desarrollo de tu hijo o hija y partir de ahí para definir si es un buen momento paras comenzar y sobre todo en qué áreas nos debemos enfocar.
Deseo que esta información te sirva y te acompañe en el proceso. Recuerda que necesitas mucha paciencia y resistencia pues en ocasiones no será fácil. Seguramente necesites descansar, pero nunca nunca, desertar.
Referencias:
Kelly Nonajulca. (4 julio 2020). Técnica de abotonar [Archivo de video]. Youtube. https://youtu.be/Kj9Zxnp6HNw
María Angelina Silveyra Baquedano
Licenciada en Comunicación Humana por la Universidad de las Américas, Maestra en Educación Especial y Necesidades Educativas Especiales por la Universidad de Guanajuato.
Directora y fundadora Educación Especial MAS+ Centro Escolar y Terapéutico A.C.
Actualmente participa en Autismo Ciudad de México.
Ponente y capacitador en varios foros de Educación Especial y participa activamente en el Laboratorio de Investigación de Educación Especial MAS+
Muchas gracias por compartir tan buena informacion y conocimientos, son de gran utilidad en estos momentos de control de esfinter con niños con TEA, es un alivio sentirme acompañada y saber que es posible.
Gracias y adelante.
Gracias , es muy desconcertante no saber cómo empezar a lograr que ellos entiendan y no tengan miedo en subirse a la taza del baño y sientan cuando deben de ir al baño , empezar siempre y con paciencia y amor y no desertar..excelente información 🙏🏻🙏🏻