Cuando la discapacidad llegó a mi aula.

Cuando la discapacidad llegó a mi aula.

Por: Mariangie Silveyra

Cuando eliges una profesión, generalmente lo haces desde el interés y la vocación. Llegado el primer día de trabajo te invaden millones de emociones y sensaciones: el nerviosismo se apodera de ti pero sales avante. Disfrutar lo que uno hace día a día es crucial en el camino al éxito. Pero, ¿qué pasa cuando escuchas que en tu salón hay un alumno de inclusión? Un alumno con discapacidad. Entonces te encuentras inmerso en ese “duelo del docente” un proceso del que nadie habla pero que a todos compete. 

La primera fase es la negación. “Yo no quiero un alumno con discapacidad en mi aula. Cómo voy a poder atenderlo si tengo treinta alumnos más que necesitan de mí. Les voy a restar atención y los papás se van a empezar a quejar. Además ni conozco sobre su diagnóstico, solo lo he oído mencionar”.   Y ¿sabes qué compañero? Tienes toda la razón. El miedo nos paraliza y nos hace creer que no vamos a poder con la responsabilidad que todo esto implica. La negación es un mecanismo de defensa que nos ayuda a amortiguar el shock, en este momento nos sentimos abrumados y agobiados por la carga que se avecina, pero como tampoco tienes otra opción y amas tu trabajo, vas a buscar las herramientas para hacer algo y lo mejor del caso es que las vas a encontrar y las vas a aplicar. Pero antes de ello el enojo se va a apoderar de ti. Te preguntarás ¿por qué a mí?, te repetirás y te repetirás que no es justo, pero detrás de ese enojo y todos los cuestionamientos que te invaden empezarás a reconocer que lo que sientes no es enojo, sino dolor. Un dolor causado por no tener las herramientas para poder sacar adelante a uno de tus alumnos, a tu alumno de inclusión. Entonces te cuestionas sobre tu vocación y tus conocimientos, te preguntas “¿qué hago aquí?”, pero empiezas a identificar tus emociones y el cauce de las mismas, y empiezas a comprender por y para qué están ahí.

 

Y el día que menos te lo esperas te das cuenta de que ese niño o niña que tantos desvelos te causó, es ahora una motivación que te marcará por el resto de tu trayectoria.

A partir de todas las reflexiones que has tenido en lo que va de ese proceso, llegas a la siguiente etapa que es la negociación y es entonces cuando te das el tiempo de indagar, preguntar y cuestionar sobre el tema, te desvelas estudiando, comienzas a buscar respuestas ¡Y la mejor parte de la historia! Comienzas a encontrarlas y cuando parece que hay una luz en tu camino, aplicas tus descubrimientos y te topas con que  nada te funciona. Te invade la tristeza, quisieras desistir, te sientes muy frustrado, quieres tirar todo a la basura y desertar, pero ¡ojo! Esto sólo es un paso más para darte el impulso necesario para llegar a la meta. Y el día que menos te lo esperas te das cuenta de que ese niño o niña que tantos desvelos te causó, es ahora una motivación que te marcará por el resto de tu trayectoria. Y aunque suene a cliché, entenderás que más allá de la huella que dejaste en su desarrollo, el que habrá cambiado ha sido tú. 

Pero no nos podemos quedar en el marco romántico. Así que vayamos por un poco de realidad: 

Una realidad que no podemos ocultar, es el hecho de que hay un gran desconocimiento sobre las estrategias de enseñanza enfocados en alumnos con discapacidad, esto dificulta la actuación y la seguridad en el actuar del docente y por ende limita el cumplimiento de objetivos y el planteamiento de ajustes razonables a su currícula. Esto no es culpa del profesor o profesora, más bien obedece a las  fallas en la formación profesional que segmentan la educación regular de la especializada y fomentan el sesgo en la enseñanza. Otro gran reto es que la escuela no prevé la estabilidad emocional de su personal y lo condena a atravesar en soledad por todas las etapas que antes mencionamos.  Además de no tener un protocolo de sensibilización para el resto de la comunidad:  padres de familia, personal administrativo, alumnos y profesores. Esto provoca nuevamente incertidumbre generalizada, que se traduce en quejas y comentarios que en nada favorecen la inclusión. 

Una realidad que no podemos ocultar, es el hecho de que hay un gran desconocimiento sobre las estrategias de enseñanza enfocados en alumnos con discapacidad, esto dificulta la actuación y la seguridad en el actuar del docente y por ende limita el cumplimiento de objetivos y el planteamiento de ajustes razonables a su currícula. 

El camino ideal hacia la utópica inclusión implica replantear la currícula de formación de los docentes, rescatar valores imprescindibles como el respeto y la empatía, brindar herramientas que propicien la accesibilidad, dejar de ver a la discapacidad desde la perspectiva médico asistencial, desde la compasión y la lástima. Dejar de pensar en las barreras del aprendizaje que presenta el alumno  y comenzar a hablar sobre las barreras en la enseñanza que experimenta el docente. Hacer sinergia entre profesionales, lo cual implicaría dejar de lado la lucha de egos, situación polémica y aparentemente inalcanzable, pero sobre todo aprender a hacer equipo con la familia y la sociedad por un bien común. 

Si bien es cierto que el docente requiere echar mano de sus habilidades autodidactas y continuar con su formación y actualización, no podemos dejar de lado que las políticas públicas también están obligadas a hacer lo suyo, brindando los espacios accesibles y haciendo cumplir los derechos y obligaciones de todos los involucrados, garantizando y cumpliendo el compromiso enseñanza-aprendizaje sin estar solamente buscando a quien culpar sobre el fracaso de la inclusión. Así que a seguir en la batalla compañeros, no queda otra opción más que seguir intentando lograr la tan anhelada inclusión.

Gracias a todos los que lo intentan, los que se reinventan, los que lo logran y a los que no, porque gracias a ellos tenemos más alicientes por que luchar.

¡Feliz día del maestro!

María Angelina Silveyra Baquedano

Licenciada en Comunicación Humana egresada de la Universidad de las Américas, Maestrante de Educación Especial y Necesidades Educativas Especiales por la Universidad de Guanajuato.

Directora y fundadora de la Asociación Civil Educación Especial MAS+. Centro Escolar y Terapéutico desde hace 9 años.

Actualmente participa en Autismo Ciudad de México.

Ponente y capacitador en varios foros de Educación Especial y participa activamente en el Laboratorio de Investigación de Educación Especial MAS+

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