La situación actual que vivimos, denominada «Nueva normalidad», implica cambios en nuestra cotidianidad, lo cual genera dificultades de adaptación para todos, pues implica quedarnos en casa para cuidar nuestra salud; para las personas con TEA, esta situación repercute en mayor proporción.
Ahora tenemos más tiempo libre, así que debemos ayudar a las personas con TEA a organizarlo, pues es probable que presenten con más frecuencia conductas disruptivas y regresión, respecto a procesos que ya habían consolidado.
El aislamiento social implica quedarse en casa y realizar algunos cambios en las actividades que realizábamos. Una de las herramientas necesarias para afrontar la situación, es la comunicación, por ello es importante que se fortalezcan los vínculos sociales con amigos, familiares y terapeutas, para favorecer habilidades que están en desarrollo.