Ya sabemos cómo es un día con nuestros hijos e hijas, una semana, un mes… y precisamente para esto son las funciones relajadas, para convivir con la familia, para relajarte, para que nuestros hijos de alguna manera se expresen y conozcan música, danza, teatro, sin que nos digan “no esto”, “no aquello”.
Nuestro día comenzó así, partiendo de que tengo dos hijos con autismo, uno mayor y otro adolescente.
Temprano, mi hijo mayor nos fue a despertar a las 7 a.m. Nos dice —Tengo que decirles algo— con su cara de sobresalto y preocupación, cara que él pone porque algo fuerte pasó, y yo pensé “¿qué pasó? ¿Fue un ataque de Ansiedad? ¿Qué no durmió otra vez?”.
Me incorporé y le dije — Respira.
Nos vió a su papá y a mí y nos dice —Fernando— (amigo que también tiene autismo) —me mandó mensaje
Y yo —qué le pasó?—sobresaltada.
—Murieron Luis y Lulú
Y yo —¡Nooo!
—Sí, no sé qué pasó, me llamó a las 2 a.m. y me mandó masajes. A penas los veo.— todos en shock.
Mi hijo estudió Locución comercial y doblaje de voz, en la academia de Luis y Lulú, de esas escuelas que encuentras influyentes, que hacen realmente un buen trabajo con los chavos, con mucho esmero y paciencia y nos dolió muchísimo saber esta terrible noticia. Fer su amigo, le llamó y escuchar a mi hijo conteniendo a su amigo, ¡fue increíble!, mostrar sentimiento de empatia mutua ¡fue bello!.
Mis hijos ya sabían que íbamos a salir, pero con esto las cosas podrían cambiar. Pasó la mañana, yo veía a mi hijo con sus ojos tristes, desconcertado, indagando que había pasado, al tiempo que nosotros también desayunamos, lavamos trastes y decidimos salir para distraernos un rato de esta notica y así tener la mente un poco más clara… en fin, nos alistamos para salir a las funciones relajadas.
Antes de salir, mi hijo el menor, que aparte de la condición de autismo tiene escoliosis rotatoria congénita y requiere ponerse plantillas más un chaleco ortopédico, (son sus primeros días con él) y algo nuevo en su cuerpo, duro con varillas que llegan a la cadera, apretado, rugoso, más el calor, más la playera, ¡pum!, desató su frustración, molestia y enojo; así que nos fuimos así, uno triste y pensativo, otro molesto e irritado. Ahí vamos… Nos formamos para abordar el Metrobús de Reforma y bajarnos en la estación Hidalgo, pero al abordar el Metrobús, se sube mi marido, mi hijo mayor y acto seguido el señor del Mb empieza a cerrar la puerta y mi hijo el menor se queda con un pie arriba del Mb. Mi reacción fue de bloquear la puerta para que no cerrara y así no lo lastimara, (a él aún le cuesta andar solo en el transporte porque le han pasado cosas no tan agradables y así pues menos, ¿verdad?), no sin antes decirle al señor chofer, ¡ya sabrán…!
Llegamos a la función con mucho calor a medio día, con los hijos con sentimientos y emociones a flor de piel…
La exposición «Los Actos de Dios», más la experiencia sensorial de LAA(Laboratorio Alameda). Las funciones relajadas, nos gustan mucho, hacemos siempre lo posible por asistir.
Llegamos, nos registramos y entramos con una guía muy amable, ella nos iba explicando la exposición, yo vi a mis hijos, a uno atento, al otro inquieto por el chaleco ortopédico, cabe mencionar que el lugar por dentro era muy fresco y amplio, lo cual hace más llevadero el recorrido que es cortito; ya casi para salir noté la molestia de mi hijo por el chaleco, yo le dije —sí, ya afuera te lo quito—, al final del recorrido se nos invitó a hacer una activad con estambre, como tipo atrapasueños, pero en grande y cuadrado y tienes que irlo uniendo con el estambre ahí tenían pegadas palabras relacionadas con la exposición (paz, tranquilidad, arte, música, miedo, ira, enojo, biblia, dios, universo, tapete, colores, organismos, odio, amor, etc.). Cada uno de nosotros las unió y me fijé que era lo que mis hijos ponían, cada uno lo unió con las palabras que en ese momento se sentían, uno: miedo, enojo, oído, tapete, supongo era por todo lo molesto que estaba por su chaleco y el trayecto del camino. Y el otro hijo: amor, música, paz, Dios (esta actividad fuera de lo de la expo, pienso que nos ayudaría a esto, a expresar el sentir de nuestros hijos o hijas). En fin, salimos y estaba el área sensorial, cada que vamos a las funciones ponen un área así, para relajarte, hasta yo me relajo, jeje, y cada quien elegimos una.
Los chicos y chicas de Laboratorio Arte Alameda muy bien. Nos comentó una chica que ellos investigaron y preguntaron de qué manera apoyar y lo podían hacer para que nuestros hijos lo disfrutaran, y si se aplicaron y así lo hicieron; todos muy amables, atentos lindos, buen trato. Uno de mis hijos, el mayor, se inspiró en lo sucedió ese día, realizó la actividad y le platicó a una de las chicas el por qué hizo eso. Al final, si salimos más relajados, y mis hijos ambos, más serenos… Todo esto en un periodo de 2 horas aproximadamente.
Ya sabemos cómo es un día con nuestros hijos e hijas, una semana, un mes… y precisamente para esto son las funciones relajadas, para convivir con la familia, para relajarte, para que nuestros hijos de alguna manera se expresen y conozcan música, danza, teatro, sin que nos digan “no esto”, “no aquello”. Acudan a las funciones relajadas.
Y bueno, mi intención en escribir esto es por lo siguiente: darnos cuenta de lo que pasa con nuestros hijos en un día, lo sensorial, las emociones y los sentimientos y sus diferentes formas de expresarlo. Salir, requerimos salir con ellos, poco a poco a diferentes lugares y más a espacios donde ellos pueden expresar y conocer.
Cintya Noaema Uzeta